Thursday, March 31, 2011

Más que mi apellido...



Hay un viejo dicho: "Uno no sabe lo que tiene hasta que lo pierde".


Imaginarme un mundo sin flores me entristece, me marchita. Imaginar un mundo sin color, vivir en blanco y negro, me deprime. Son tantas las cosas hermosas que rodean al ser humano que se me hace difícil el caminar por la vida sin quedar maravillado ante la naturaleza. Los verdes de mis montañas, los azules del mar, los anaranjados de los atardeceres, los plateados de los reflejos en el agua, los grises de los cielos nublados, los marrones de las ojas secas, los rojos de las amapolas...


Más que mi apellido, las flores son un elemento que siempre relaciono con amor. Ya sea un San Valentín, un Día de las Madres, un velorio, o un detalle porque sí, las flores logran de una manera muy especial conectar con nuestra fibra más humana. Una flor, aun cuando ésta sea cortada y esté en ese lento proceso de marchitarse, puede transmitir miles de mensajes. Es maravilloso como un detalle tan sencillo puede traerle una sonrisa a un enfermo, una lágrima al enamorado, esperanza al caído.


Esas pequeñas y coloridas obras de arte, cada una de ellas única, han sido consideradas a lo largo de la historia como la perfecta alegoría de vida, belleza, aroma, pasión, amor. Mayormente efímeras, las flores son la perfecta representación de la realidad del ser humano: de débiles capullos, a únicas manifestaciones de vida y color, a un decaimiento de nuestro vigor, a una digna partida en donde perdemos el color pero permanece nuestro recuerdo.


Maravillado, día tras día, pues mi entorno me permite gozar del color de la vida. Maravillado, día tras día, pues las flores me recuerdan que este es el momento de mostrar mis más brillantes pigmentos. Maravillado, día tras día, pues lograré que mi recuerdo viva en la memoria de todos esos que logren contemplar las flores de mi camino.





Wednesday, March 30, 2011

Sin aire

Muchas veces me encuentro nadando en un mar profundo, donde me agobian miles de problemas, donde siento que manos tratan de hundirme, palabras tratan de quitarme el oxígeno, luces tratan de cegarme. Muchas veces me encuentro luchando contra la corriente, contra la fuerza de la naturaleza, perdiendo energías mientras busco llegar a la orilla. Muchas veces me encuentro deseando poder volar, poder escapar de ese furioso mar que poco a poco roba mi brillo y, en ocasiones, mis ganas de vivir. Muchas veces miro hacia el cielo y exclamo: "Si hay algo ahí, no me desampares", después de todo siento que no debo avergonzarme por mi falta de fe. Muchas veces me lastimo, ya sea subestimándome, o simplemente rindiéndome. Muchas veces siento que mi salvación la he dejado por mucho tiempo en manos de otros, cuando el único responsable de ella soy yo. Muchas veces siento que el fuerte amor que he sentido no es valorado, que mientras más amo, menos me aman; y me auto-flagelo preguntando: "¿Porqué?". Muchas veces veo una luz a lo lejos y nado salvajemente hacia ella...

Solo para darme cuenta que el mar profundo y furioso en el cual me encontraba tenía fronteras de cristal.

Mi salvación siempre estuvo ahí, en mis manos, en mi determinación, en mi fuerza como ser pensante. Mi infinito mar no era mas que un frágil vaso, una inmensa figura cristalina que por tanto tiempo me despojó de toda esperanza. No bastó con necesitar la fuerza para romper el vaso, pues aun queda el reto de no cortarme con todos los restos que éste dejó frente a mí.

Muchas veces me encuentro nadando en un mar profundo... pero me encuentro listo para él.

Tuesday, March 29, 2011

Definiendo un comienzo pues no puedo definir un final


¿Dónde estoy?

inflexión
  1. f. Torcimiento de algo que estaba recto o plano.
savia
  1. Persona o elemento que comunica energía y vitalidad.


Muchas veces vemos la vida como una línea recta, ya sea por lo cotidiano, por lo tedioso, por lo poco creativo del proceso de vivir.

Cuando logramos mirar hacia atrás (solo cuando logramos analizar nuestros pasos) podemos ver como esas [in]flexiones en nuestro camino son las que hacen de la vida una aventura. Como la presión, como las contracciones del corazón, tenemos nuestros momentos "sistólicos" y nuestros momentos "diastólicos". 


Muchos viven tratando de que la vida se mantenga en una [in]flexión positiva, en una zona convexa, en una constante de sonrisas y positivismo. No los critico, pero creo que la vida solo se puede apreciar al máximo cuando logramos experimentar lo cóncavo de ésta, cuando podemos extrañar estar en la cima, cuando podemos entender que nos ha hecho tocar fondo.

Siempre he dicho: "no podemos extrañar lo que nunca hemos tenido". Y así es la montaña rusa de la vida. Para poder apreciar ese clímax de plenitud debemos conocer los rincones oscuros de la contraparte.

El ser humano no vive en una constante, vive y se nutre de esas [in]flexiones que hacen del camino uno interesante, misterioso, a veces rico, a veces pobre, simplemente fortuito.

Saber identificar en que lugar estamos, en que punto de la curva estamos posicionados, no es suficiente. El conocer la dirección a la cual nos queremos dirigir, tampoco. La magia de la vida es que está en nuestras manos, el trabajar para movernos en la curva es lo que nos hace diferentes.

Hoy comencé con nuevas energías, con nuevas visiones. Es un proceso. A veces facil, a veces más complicado, casi siempre tedioso.


¿Que has hecho hoy para moverte en la curva?