Tuesday, February 28, 2012

Hace mucho...

Desde las horribles tormentas infernales invernales no sentía tu presencia.
Hace tanto que no entraba la fría brisa por debajo de mi puerta.
Logré, con una destreza desconocida para mí, que permanecieras en el balcón.
Cual gato callejero, te dejé en las afueras expuesta al sereno.
Jamás pensé que la dureza de la calle fuera a hacerte más fuerte.
Increíble pero cierto, lograste adquirir la malicia suficiente como para ser más astuta que yo.
Solo fue cuestión de tiempo. Solo requirió dos o tres desilusiones.

Ella, la que una vez gobernó mi reino, volvía con intención de reclamar su trono.
Si sólo supiera que las polillas han hecho un festín de sus aposentos.
Si sólo supiera que apenas quepo en mi diminuta cama, y la defiendo con mi vida.

Pero, ¿Qué hacer cuando aun siendo el mas hábil estratega logran derribar tus defensas?

El doctorado que ganó en tácticas de guerra la hacen más ágil que yo.
Yo, inocentemente, cerraba mi palacio y colocaba trampas alrededor de éste.
Una a una logró rebasar mis defensas.
Si posee la única llave del candado, entonces dejé la puerta abierta aun cuando creí haberla cerrado.
Creo que la parte de mi alma que se alimenta de esperanza prefirió no cambiar las cerraduras.
Me engañé a mi mismo con las trampas, mi subconsciente sabía que no serían suficiente.

Aquí me encuentro nuevamente…

… En un cuarto sin trono, en una cama pequeña, en una oscuridad absoluta, en una tempestad ártica.

Si no me muevo se congela mi voluntad.
Si lo hago, arranco la piel de mi brazo y la entrego a su majestad.
Si le permito la entrada a mi reino, viviré pagando las gavelas de una condena que hace mucho saldé.
Si no lo hago, viviré con una amarga duda en mi paladar: ¿Qué le enseñó la intemperie que la hizo más tenaz que yo? ¿Cómo pudo interrumpir mi sueño si mientras gozaba de sus noches yo jamás interrumpí el suyo?

Es hora de dormir. Hace horas que lo es.
Cerraré mis ojos. Pretenderé que es una pesadilla.
Ciertas sustancias me ayudan a viajar fuera de esta dimensión.
Y en esa a la que me encamino, aunque no tenga manera de controlarla, lucharé por soñar con un verano que me haga sentir resguardado del frente frío que amenaza la integridad de mi reino.

Soñaré que soy más fuerte. Soñaré que volvió a dormir en el balcón. Soñaré que la llave del candado aun la llevo en la piel.

ZZZzzz...

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