Monday, April 11, 2011

Apostemos.

Me atrevería a apostar que casi todo hogar posee un espejo.


Me atrevería a apostar de que la mayoría de nosotros nos vemos en uno aunque sea una vez al día.


Me atrevería a apostar que en algún momento de nuestras vidas hemos tenido un proceso de introspección frente a uno.


Me atrevería a apostar que muchos hemos cuestionado la vida, las altas y las bajas de ésta, frente a nuestro reflejo.


Me atrevería a apostar que muchas veces nos hemos criticado fuertemente en esa imagen.


Me atrevería a apostar que hemos sido víctimas de la opinión de los demás.


Me atrevería a apostar que hemos sido presionados a hacer cosas que originalmente no deseábamos hacer.


Me atrevería a apostar que en ocasiones pudimos haber dejado nuestro valor en las manos de otros.


Me atrevería a apostar que nuestra dignidad fue atropellada y olvidada por nuestra falta de objetividad.


Me atrevería a apostar que hemos llegado a entregarnos en cuerpo y alma a personas que no lo merecían.


Me atrevería a apostar que sólo aquellos con una gran fuerza de voluntad y el enfoque correcto han podido salir de situaciones desventajosas para su bienestar.


Me atrevería a apostar que una vez salimos de nuestros problemas y miramos hacia atrás nos parece que no era tan difícil como creíamos.


Me atrevería a apostar que el aprendizaje que conlleva el superar estas experiencias nos hace, de una manera u otra, sentirnos más preparados para las vicisitudes que se puedan avecinar.


Me atrevería a apostar que nuestra entrega a la pasión nos ha hecho sentir llenos y plenos, como también vacíos y perdidos.


Me atrevería a apostar que estás casi seguro que no apostarías conmigo.


Me atrevería a apostar que tanto tú como yo somos seres humanos que desearíamos que la vida nos devolviera todo lo positivo que hemos entregado.


Me atrevería a apostar que debes estar sediento por alcanzar todas tus metas, por realizar tus sueños.


Me atrevería a apostar que ya es hora de dejar las apuestas y enfocarnos en nuestro destino.


Me atrevería a apostar que la próxima vez que nos miremos en el espejo no veremos otra cosa que no sea un púgil determinado a triunfar.


Me atrevería a apostar que no importa la refracción que nos muestre ese espejo nos sentiremos capaces de lograrlo.


Me atrevería a apostar que deseas comenzar hoy mismo.


Me atrevería a apostar porque yo lo deseo... y así será.



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