Wednesday, April 6, 2011

Es hora.

Es hora de volver atrás.

Todo oscuro.

Una fría brisa duerme los dedos de los pies.

El crujir de las hojas secas hace temblar las rodillas.

La mirada se nubla, se deshidratan las pupilas.

Luces de colores generan confusión.

Trata de tragar, mas no hay saliva.

La gravedad aumenta, retando al cuerpo.

Un peso en la espalda agrieta la espina.

Trata de acelerar el paso.

Se apoya de lo que encuentra, no aguantará mucho más.

Llega a un lago. Se arrastra hasta la orilla.

Trata de mojar su rostro, mas el agua es volátil.

Se rinde. Se agobia.

Se lanza al lago. Flota sobre este.

Respira profundo. Torna su visión hacia la transparente superficie.

Observa el agua con asombro.

Contempla una escena retrospectiva. Su vida se manifiesta.

Se siente desfallecer. La presión disminuye grandemente.

No reconoce su rostro. La retrospección se vuelve introspección.

Analiza su percepción del amor. ¿Esperó más de este sentimiento?

Se cuestiona si realmente valieron la pena los sacrificios.

¿Será recordada su entrega?

Sobre-analiza sus decepciones.

Se auto-flagela indiscriminadamente.

Se perdona.

Toca su rostro.

Lagrimas de felicidad hidratan sus ojos.

Se reconoce.

Recobra el aliento.

Toma fuerzas para levantarse.

Cae al agua. Se hunde hasta el fondo.

Suelta la pesada carga. Se despide.

Emerge lentamente. Se alimenta de las memorias.

Sale a flote. Llega a la orilla.

Mira al lago. Lo nombra ‘Pasado’.

Le da la espalda. Se dirige al bosque.

Luces de colores generan esperanza.

La mirada se aclara, se contraen las pupilas.

El crujir de las hojas secas hace despertar el apetito.

Una fría brisa duerme sus ganas de volver atrás.

Todo brillante.

Es hora de sólo mirar adelante.



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