Monday, April 11, 2011

Desde el mar allá...



He fallecido.

Esta sensación es irónica: como puedo sentirme confundido si he muerto. ¿Dónde está la luz al final del túnel?

Veo arena. Bajo mis pies, a lo lejos, infinita. Camino sobre ella, mis huellas son tan efímeras como mi conciencia. He perdido la noción del tiempo. He perdido todas mis cualidades de humano.

Trato recordar, mi mente esta vacía. Me esfuerzo por identificar quien soy. Las memorias han quedado en mi cuerpo; mi alma, en contra de mi voluntad, ha perdonado las injusticias. Me encuentro en la forma más pura de mi ser. Soy y no soy. Soy lo que no fui.

Deseo volver a sentir. Deseo volver a sufrir. Sufrir antes que no sentir. Morir en vida antes que vivir en muerte.

Camino entre las dunas, sin reconocer los vestigios de la dimensión abandonada. Busco pistas de mi vida pasada. Se empaña mi mirada. Busco compañía. No me siento solo, estoy solo.

Trato de descifrar mi entorno. ¿Dónde están los demás? Experimento un episodio de Déjà vu. Las dunas se disipan. Plantas comienzan a aparecer. Escucho olas rompiendo. Espuma abraza mi cuerpo. En la oscuridad reconozco todo.

Una noche en la playa se convirtió en la tumba de mi dignidad. He muerto en vida. Me he convertido en todo lo que una vez critiqué.

Respiro porque es involuntario, parpadeo porque me arden los ojos. Las olas me dan la bienvenida. Las profundidades me oprimen el pecho. 


He fallecido. Puedo sentir en la muerte.


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