Friday, April 1, 2011

.Vendado.

El elemento sorpresa ha sido la orden del día durante toda mi vida.


El sentirme vendado ante la vida trae consigo expectativas ambiguas, trae un sentimiento de duda, trae esperanza, trae miedo. Cada día que pasa suceden situaciones inesperadas, vivencias que nos llevan a cuestionar o a reafirmar nuestra capacidad como púgiles. Lamentablemente, es normal que la duda nos lleve a tomar decisiones calculadoras, nos hace perder la espontaneidad.


Nuestra naturaleza animal nos lleva a sentir miedo ante lo desconocido e inconscientemente sentimos un temor eterno gracias a los cambios súbitos que trae la linea de la vida. Por más [in]flexiones que encontremos en nuestro camino, cada una de ellas trae consigo una nueva enseñanza, un nuevo sentir de duda que culmina en aprendizaje forzoso. Somos autodidactas por naturaleza y luchadores por vocación. Somos frágiles por nuestra condición humana y fuertes por imposición. Somos animales por instinto y humanos por práctica.


El elemento esperanzador detrás de la duda es la savia de muchos. Como dicen: "La esperanza es lo último que se pierde". Precisamente es ese "no saber lo que sucederá más adelante" lo que nos permite llenar nuestra cabeza de ideas, a veces atontadas, otras  veces acertadas. Es precisamente la seducción de lo incierto lo que permite que vivamos llenos de sueños, es precisamente el no conocer el futuro lo que nos permite ser humanos.


Día tras día somos bombardeados por cuestionamientos, somos víctimas de nuestra curiosidad, caemos rendidos ante el invisible vendaje que hace de la vida algo tan inesperado. Sentir miedo no es de cobardes, rendirse ante este, sí lo es. Sentirnos perdidos no es de lunáticos, permanecer así, sí lo es. Aceptar que tenemos un vendaje intangible es de realistas, pretender luchar contra éste, no lo es. Vivir la vida aceptando las [in]flexiones que se presenten en el camino es de luchadores, tratar de evadir el aprendizaje que traen esas desviaciones... no lo es.



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